sábado, 25 de agosto de 2012

Importantísimos estudios que hago en mi oficina II

Yo, la Hidra de Lerna
Estudio en el que, contrario a lo prometido en el título, se habla de cualquier cosa menos de la Hidra de Lerna.

"Y así es como les gustaría haber podido estar siempre uno con otro, entretejiendo 
entre ambos una imagen ideal sobre la cual adaptar ahora su vida pasada."
(Flaubert, Madame Bovary, Tercera Parte, Cap. I)

"Cómo será la laguna que el chancho la cruza al trote"
(Refrán)

Abstract

Al honorable Comité de Selección académica del _ _ Congreso en _ _ _ _ _ _ _ _ a celebrarse en la ciudad de _ _ _ _ _ _ _ el día _ _ de _ _ _ _ _ _ de 20_ _.

De mi mayor consideración:

                         Voy a ser sincero con ustedes porque nos conocemos hace rato y si no les digo yo se van a dar cuenta solos y después empieza el quilombo y los críticos que seguro debo tener por ahí hablan pestes de mi, y lo próximo que sé es que un día estoy arruinado (más, porque se puede) y me tengo que ir a vivir a una cuneta o termino en uno de esos programas de concursos contestando sobre cultura general. Les cuento a ustedes, y en confianza, porque sé que me van a saber entender y, más tarde, ya terminada la tertulia, las ponencias, los saludos de rigor y los sangüichitos; más tarde, cuando estemos ya todos medios pasados en copas con Noé Jitrik, la Ludmer y algún que otro escritorcito bien vendido, nos vamos a acordar de todo esto y nos vamos a reír. "¡Qué hijo de puta este Mateo!" van a decir a los gritos mientras yo les paso otro pedazo de costilla, o un trocito de matambre (porque eso sí, al asado lo voy a hacer yo). 
                         La verdad, la honestísima verdad es que todavía no terminé Madame Bovary, lo traigo bien, pero no lo terminé. Tampoco leí "La orgía perpetua" de Vargas Llosa, mandé a un amigo a que me lo compre porque siempre es bueno leer más y más boludeces sobre lo mismo, ojalá lo consiga. Pero, eso sí che, grabé la adaptación al cine de Chabrol y vi como diez minutos, pero más que nada porque me gusta la Isabelle Huppert de joven: es colorada, bien flaca y tiene muchas pecas, no es que no le entre ahora de veterana, pero de joven estaba más buena que comer pollo con las manos. Contrario a la opinión generalizada, no me gustan las morochas, me gustas las flacas coloradas con pecas, son más dificiles de conseguir. La Isabelle Huppert ni les cuento, es el súmmum de mi manía por las cosas raras.
Bueno, así es la cosa, no terminé Madame Bovary ni leí el ensayo de Vargas Llosa, pero sin embargo  me siento perfectamente calificado para citarlos haciendo "como si"... porque ¡vamos! No me digan que a esta altura del partido y después de tantos congresos pelotudos nos comemos la mentirilla de la seriedad académica. Podemos guardar las formas a la hora de la comida porque somos grandes y queda bien para levantarse a una tesista de grado, pero de ahí a creerlo ¡por favor! Eso es para estudiantes marxistas y ratas de biblioteca... En fin, vamos a pasar un buen rato si me aceptan en el congreso, todos saben que soy un excelente preparador de cócteles y conozco muy buenos chistes de salón.


I.I - Yo, Madame Bovary

                        Tan idiota como ella soy yo. Tentado por las pelotudeces me aparto del camino de mí mismo y me hundo en las inmundas profundidades de la patética ilusión. Te quiero como la concha de la lora, después me olvido y me voy, no me importa más, soy otro ¿vos quién? No me interesa. Es el círculo natural del olvido, quien no puede abrirse camino a través de él es un neurótico, un histérico, un Madame Bovary cualquiera, arrodillada inútil en el altar de su estupidez. Pobre, pobre, pobre Solomón Shereshevski, el ruso que no podía olvidar. Hay dos caminos para ellos: la voluntad que lleva a la rebelión o la fe que lleva a la redención. La Bovary se rebela en su pequeña ironía de amantes pelotudos, de vaivenes histéricos de que te cojo y no te cojo, después busca la redención en algo que confunde con la ilusión de amor que la domina: su dios-amante. Se frustra, se vuelve vieja, cínica, amargada, no sirve más. ¿El olvido nos saca de nuestra frustrada inseguridad de adoradores del Yo? No, pero sirve para seguir, y ahí vamos.
                    Flaubert es un gran cínico, su cinismo tiene toda la risa de fondo del que no se está defendiendo de nada, la ironía que no es mecanismo de protección, sino de autodestrucción. Él seguramente también era Madame Bovary, pero la superó creándola, haciendo de su cinismo patético de mujer histérica un cinismo total, supremo, un cinismo que sabe olvidar para reír. Dichosos los que olvidan, los amnésicos, los que no saben, los ignorantes, los que eligen sin pasado. ¿Qué es eso? ¿Quién? ¿Soy yo? Patético, risible, me voy, me estoy yendo, me fui. Cito sin autor: "No me rindo ante el fragor disciplinario de mi autoestima deforme". No me sirve la compasión para con el pobre Mateo, Mateo quiere una obsecación asnal por la fortaleza (y sí, obviamente le estoy robando esta frase a Almafuerte)
                        La escena donde Emma le pregunta a Rodolphe si no trajo la pistola por las dudas que aparezca Charles es emblemática. La teatralidad de los que no pueden vivir en la realidad y amarla tal cual es, sin exigencias idealistas, sin miedos ¿Para qué una pistola? Yo sé quién es Charles, quién sos vos y quién soy yo; una pistola es parafernalia de novela rosa, tu mirada es como la cama de Procusto.

I.II - Madame Bovary entendida como una Gestalt inconclusa.

                         Ahora cito con autor: "Yo hago lo mío y tu haces lo tuyo. No estoy en este mundo para llenar tus expectativas y tú no estás en este mundo para llenar las mías. Yo soy yo y tú eres tú. Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso. Si no, no puede remediarse" (Fritz Perls). ¿Qué mierda es lo que querés del mundo Emma? Querés que los otros sean como vos y encontrar en ellos el objeto de tu deseo narcisista de mundo pelotudo, sí, eso, así de histérica.
                            El bovarismo se define como una insatisfacción sostenida, producida no por la búsqueda constante de nuevos estímulos, sino por el contraste entre la ilusión que se crea del mundo y la realidad. Emma no es una insatisfecha, una incomprendida, sino una tremenda pelotuda, una frustrada caprichosa que no entiende que el mundo no responda a sus pateticas premisas. Desea pero nunca se encuentra con lo que desea y no avanza, se queda, su objeto de deseo es irreal, es incapaz de cambiarlo y seguir adelante, la consume. No tiene molde, no tiene forma, no encuentra la configuración que la completa y es siempre fragmentos de pobre mujer, bellísima, pero imbécil hasta la risa. Cuando cree tener lo que quiere, eso la aburre, no va más allá, no completa pero se vuelve cada vez más teatral para sostener la ilusión de realidad en su sueño histérico. No es esa la teta que debería darle de mamar pero la chupa hasta secarla como el cachorro más terco ¿o no querida Emma? En vos habita la insatisfacción burguesa de tener y tener y no tener nunca, así que tus alfombras y tus vestidos te terminan arruinando y por fin encontras la última expresión de tu deseo siempre inconcluso: la aniquilación, la vuelta de tuerca de la muerte (y eso que no terminé el libro). Somos una humanidad suicida, apocalíptica, nuestros sillones nos están matando, nuestros baños calefaccionados, nuestra predeterminación del fenómeno, toda nuestra fantástica comodidad de obesos supermórbidos. No buscamos nuevas realidades para satisfacer nuestra curiosidad de fenómeno, sino que lloramos obstinados cuando las cosas no se adaptan a nosotros. El último hombre es una francesa histérica del siglo XIX.

I.III - Yo, el peor de todos.

                            Bueno. la cosa se puso muy seria. A esta ponencia le faltan pedos, gritos, minas que se saquen la remera y tengan mi nombre escrito en los senos. Todo académico quiere ser una estrella de rock pero le da para académico nomás y se conforma con el aplauso tranquilo, la ubicación, la admiración de unos alumnitos pavos y todavia medio adolescentones. Todos queremos ver tetas libres y calzones voladores, solo unos pocos llegan hasta ahí, y también se aburren; el ideal es eso, una cosa que está allá y que si la alcanzas es la misma mierda que el resto. Nunca vas a ser feliz Emma, nunca jamás, eso no existe, la felicidad es idea de los débiles que piensan que "solo si..." Pero nunca.
                            Usted por ejemplo, si si, usted, la señorita de la tercera fila con la mirada tímida y lentes de marco ancho y negro, de esos que todos usan en este tipo de congresos, usted la media hipster: seguro que abajo de esas medias rojas y pollerita negra que le queda tan bien con las botitas que hacen juego, seguro que atras de toda esa semiótica y análisis del discurso, que ahí abajo de todos esos escritores postmodernos y videitos de Foucault, usted tiene, como yo, un sexo húmedo y creptiante que le reclama  animalidad a toda costa, fuego oculto en el bosque, orgía, asesinato, placeres de Dionisos. Mi habitación es la número _ _ _, señorita, el conserje ya está avisado, por favor traiga champagne, hielo y una mordaza. O mejor sabe qué, no vaya, vuelva a su departamento y espere a que su noviecito pelotudo y medio gay la busque para llevarla a un festival de algo muy intelectual, a una muestra de porquerias minimalistas o a un concierto de música concreta; su noviecito enclenque y ubicado que jamás la ataría contra las rejas para sodomisarla con la violencia oscura del verdedero amor. Si usted no se anima a la grandeza de lo que puede desmembrarla y arrojar sus partes, como a Osiris, por todas las sendas del mundo, no la quiero, no me gusta más, me olvido de usted y de su lunar en la cara, vaya con dios, yo sigo, avanzo, prevalezco siempre; usted esta muerta. ¡Seguridad! ¡Llévense a ésta mujer que contamina mi vista!
                         
                       Yo tenía varias cabezas, como la Hidra de Lerna (de quién evidentemente terminé hablando). Una de esas cabezas se llenaba la boca de arsénico en polvo, otra quería reconocimiento como el farmacéutico Homais, otra era Charles y hasta tenía mi cabeza del pobre Justin. Pero a fuerza de cortar y cauterizar me quedé con una sola cabeza que corto y corto y corto para que se multiplique: la peor de todas las cabezas; la más inclemente, inescrupulosa y olvidadiza de las cabezas. Yo, el egocéntrico; Yo, el que olvida; Yo, el asesino; Yo, el peor de todos....


II - Inconclusiones

                          Los cagué, terminé el libro. A la orgía perpetua no la consigo por ningún lado, pero no importa. Ayer me enteré que la Isabelle Huppert se murió y me mantuve en luto autoerotizante. Hoy averigüé mejor y la colorada sigue viva; salgo del luto, no de los placeres de Onán.
                               ¿El librito de Flaubert? Una maravilla, se los recomiendo, re lindo, igual de válido que cualquier otra manera de perder el tiempo. Dos semanas escribiendo un renglón cada tanto y solo porque quería salir de ese estado de "no tener nada para decir"; quedó una sarta de incoherencias, si algún lector llegó hasta acá, acaba de apreciar los placeres del quetejedi más arriba y perdió tiempo, tiempo valioso. Vaya a leer Madame Bobary en vez de escucharme decir pelotudeces señora, llénese un poco de cultura que se nota que le falta.
                            Perdonen, perdonen... Es que últimamente ando de negativo, mirá que hasta me dan ganas de comer arsénico en polvo o de casarme con un médico de provincia francesa a ver qué onda. En fin... Me encantó el congreso, re ricos los sanguchitos y la minita de la tercera fila... No, no, vos no, la otra...  Mañana será un nuevo día y estoy leyendo un libro de Gide que promete. 

                                 Le dedico esto a C. M. P., quien si sigue creyendo que es Madame Bobary es porque no entendió el libro a pesar de haberlo leído no sé cuántas veces. Hacer los deberes no los hace más inteligentes chicos, los hace más tozudos.

                                Me emocionan mucho estas cosas, estar rodeado de gente tan grosa con ideas tan frescas y divertidas. Los quiero un montón, que no se corte, nos vemos en el próximo congreso de mierda. Me quedé con ganas de ver tetas, igual. Un consejo: si quieren leche fresca, pongan la vaca a la sombra; no hagan como la Bovary que le pidió peras al olmo. Un saludo para todos los que me conocen y buenas noches.

jueves, 2 de agosto de 2012

Perspectivas poéticas del ebrio


Agua

Me ibas a encontrar bajo la Luna
con las patas adentro de una alfombra mojada,
Yo te iba a sonreír 
                              y vos, deliciosa
Quebrarías el aire con la boca.
 (¡Ay Mateo! Siempre metáforas tan baratas)
Después seguro tendríamos una casita llena de boludeces
y Algún que otro nene feo.


Pero no, incluso estando me había ido.
Yo soy la cosa que se va cuando se queda
Como el barquero pelotudo de Siddartha
o esos lirios delicados que crecen 
entre la hediondez empantanada.

Pasa un kayak------------
-¡Ahí te ves, cara de naipe!- Me grita el muy sorete...
¿Habrá sido Dios que navegaba, 
burlón y vengativo,
como siempre?
Qué loco este Yahveh.

¿Acaso flotaba sobre la cruz de su hijo,
el Crucificado?
¡Qué loco este Yahveh!
Salvadores salvavidas se avecinan
Apocalipsis sobre el río
¿Deberíamos partir?
¡Oh, cómo no hacerlo!

Y vos ebrio como un ruso, Mateo Mateito
(comparaciones tan baratas, qué se le va a hacer).
Será la arena como un tiempo humedecido
y sí
y no.


A veces cuesta tanto un junco en el juncal

Una revelación:
El árbol, como la noche, cae. Se han ido distraídos los homúnculos de la fiesta (y eso que había baile). Los asteroides se autoinmolan ante el ojo vigilante de la Nada: así es como los minutos son dioses nadando en la basura. Allá, en las calles mohosas, una monja copula con un pterodáctilo. Él, el 'dedo volador', habrá de extinguirse antes del orgasmo. ¿Qué clase de mesías habrán tenido los dinosaurios?

-Yo no sé, mirá Mateo,
–me dice Dios, remando su mesiánico kayak–,
cómo será que funciona la metafísica
estando tan en pedo.

¡Ay Yahveh!
¡Ay qué loco este Yahveh!
Ni para darme una puta mano, a esta hora de la noche...