jueves, 24 de mayo de 2012

Anotaciones pelotudas en la libretita de destrucción masiva

¿Viste? Al final todos jugamos un juego silencioso que no sabemos jugar bien: las palabras están de más pero las decimos. Le explico a mis alumnos la "adecuación", los procedimientos de cohesión textual y por dentro pienso qué carajo es esto, para qué mierda explico estas boludeces y mejor no los incito a prender fuego las carpetas y quemarnos a todos en la vorágine de la única violencia verdadera: el silencio. Lo demás es misosiquia.
Lo importante es mi callar y el de ellos, el tácito acuerdo de mantenernos quietos y no revalsar en la obligación de aniquilarnos mutuamente. Yo soy esto, ustedes son esto y si nos perdemos en la disolución mutua la civilización se hace imposible. Las palabras permiten definir los roles.

Yo no te digo mis silencios porque son ellos los que nos mantienen "funcionando". El encuentro con nuestro silencio, con nuestro recipiente, nuestra Gestalt, no es un acto terapeutico, es un acto aniquilador; ahí se equivoca Perls. La insesante interpretación y reinterpretación pscoanalítica permite mantener la ilusión de sistema que el Sistema requiere.

En todo lugar donde ustedes ven la vida y grandeza de las palabras, Nosotros solo vemos la misosiquia más repugnante. ¿Este es el año del fin del mundo? Ojalá que sí.


-Y eso es lo que quise decir con el dibujito del tanque de nafta y el fósforo, profe. Por favor no me mande a marzo que voy a repetir y en mi casa son unos soretes.

lunes, 7 de mayo de 2012

Bildung, realización personal y felicidad

¿Cuál era la montaña preferida de Nietzsche? No interesa, pero lo decían en ese documental pedorro sobre la felicidad. La mía probablemente sea el Pacaya: muerto y vivo, tembloroso como un toro, caliente como... bueno, bastante caliente.
El Uritorco es para los hippies new age pseudo-budistas cazadores de ovnis y las otras montañas copadas que conozco son de las compañías mineras, tampoco para hacer un escándalo (hoy).
O sino otra: a la vuelta de mi casa hace muchos años estaban haciendo el tránsito pesado y había una montaña de arena, pero posta, la montaña de arena más grande que he visto en mi vida. Jugabamos, mucho, a la de la otra cuadra se le vió el calzón: todos los muchachos estupefactos.

Las preguntas más importantes que se me ocurren sobre la historia de la filosofía son:

 ¿Cuales eran los lagos, montañas, valles, etc preferidos de tal o cual filósofo?
¿Nietzsche nunca pensó en afeitarse? (Aunque sea lugar común preguntarlo)
¿A qué edad se empezó a dejar las patillas Schopenhauer?
¿Cogía mucho Stirner?
¿Practicaba Sartre el sexo oral?
¿Cuales era la dimensión y forma del pito de San Agustín?
¿Kant era estúpido así nomás o tuvo una madre muy rompe huevos?
¿Por qué nadie habla del olor a chivo de los peripatéticos?
¿Tenía Descartes fantasías homosexuales?
Cuando Diógenes se hacía la paja en la vía pública ¿dónde terminaba?
¿Habrá chupado Nietzsche alguna concha con ese bigote imundo?
¿Hanna Arendt le entregó el marrón a Heidegger?
¿Quién lavaba más seguido los platos, la de Beauvoir o Sartre?
¿Alguna vez voy a leer Cioran?
¿Por qué tengo la impresión de que conozco un tipo que debe ser muy parecido a Kierkegaard?
¿Se tocaba Kierkegaard?
¿Se toca el tipo que creo parecido a Kierkegaard?
¿Realmente tenemos la necesidad de interpretar el hecho de que Heráclito se haya undido hasta el cuello en mierda como un hecho filosófico? ¿No puede haber sido lisa y llanamente un pelotudo?
¿En qué estaba pensando Overbeck cuando escribió ese libro sobre Nietzsche?
¿Qué habrá sido de la vida de la mujerzuela de Holstein? ¿Habrá mandado más cabezas de Laocoonte? ¿Timeo Danaos et dona ferentes? ¿Y con las minas es lo mismo?
¿Siempre es inauténtica una existencia errante Herr Heidegger? ¿O solo infeliz?
¿Volviendo de Siracusa?
¿Me llamaran algún día para ir a Siracusa?

Y en el documental pedorro no terminaban explicando cómo había que hacer para ser feliz ni dónde carajo estaba la montaña que te iba a cambiar la vida. Igual, debe estar sobrevalorado todo eso. La metodología nunca es el fuerte de Nosotros los boludos (notese el uso del plural mayestático). Mis libros preferidos:

Ecce Boludo, El Antiboludo, Crítica a la Razón Boluda, Crítica a la Boludez Práctica, Ser y Boludo, El mundo como Boludez y Representación, Hermenéutica del Boludo, El Individuo y la Boludez, ¿Qué es la boludez?, Dios y la Boludez, Suma Boluda...

Años de estudio para llegar a lo que soy: un terrible boludo. Nada de que quejarme. Quiero agradecer a mi familia y amigos por su apoyo incondicional, y a mis maestros y ejemplos de vida que con su boludez atómica han sentado las bases de esta, mi educación.