La verdadera verdad de la milanesa: Mateo Green y la Voluntad de Poder.
Estudio sobre el Estudio sobre la
imposibilidad del transhombre en la geografía pampeana, una obra del filósofo,
docente y esquilador de ovejas contemporáneo Mateo Green.
Abstract
Ella una vez me dijo que mi ego era grande como toda ésta ciudad. Ojalá. Soy un depredador de mí mismo. Si corro un poco la vista del tigre, me muerde la yugular; si lo controlo demasiado me aburro y me seco como un hongo. Me siento y pienso en dónde mierda habré dejado mi voluntad.
Estimado
Señor N.: acabo de obligarme a comer un pomelo, odio el pomelo, lo odié toda mi
vida, me causa un asco infinito; ahora tengo un sabor amargo en la boca que me
da ganas de rociar mi paladar con napalm. Muy lindo como experiencia
fenomenológica, el “evento pomelo”, váyase un poquitito a la mierda. Besos,
Mateo.
P.D: tengo todos sus discos.
Desarrollo
Después el estudio cae un poco en lugares comunes, cita bastante a Nehamas, Overbeck, Stirner, y Favio Serpa. El personaje principal (porque en algún punto todo se convierte en prosa) se va a dar clases de literatura en un conteiner y casi todos viven felices.
Las 150
páginas de anexos con las tasas de crecimiento poblacional de los pueblos del
sur de Córdoba no aportan nada nuevo al tema (a ningún tema). Del capítulo VII
en adelante abundan largos espacios en blanco, muchas manchas de tazas de café y
dibujitos de hombres palito teniendo sexo que, francamente, es lo más serio que
el trabajo tiene para ofrecer.
Es interesante ver cómo el autor plagia descaradamente a Bataille y lo descontextualiza de una manera absurdamente infantil con la simple finalidad de contar anécdotas de mal gusto. Veamos el siguiente ejemplo:
“La
muerte parece estar asociada a las lágrimas y el sexo a la risa. Pero risa y
lágrimas no son opuestas, sino que ambas están vinculadas a esta especie de
violencia que rompe el curso regular de las cosas.
El
momento erótico es la cima de la vida. Reproduciéndose la vida desborda, y al
desbordar alcanza también el delirio. El erotismo reproduce constantemente
sobre los estragos de la muerte. El mono ignora el erotismo porque no vive a la
perspectiva de la muerte, por lo que desconoce la violencia desesperada de la
muerte/erotismo. Así nos resulta imprescindible organizar una orgia entre
animales y personas para documentar los efectos filosóficos del encuentro y
recopilar los necesarios datos para la continuación de nuestros estudios. El
efecto no sería el mismo con personas disfrazadas de animales, ya lo hemos
comprobado. El único estudio de campo relevante con el que contamos es el de un
vecino nuestro que cuando era chico alegaba haber penetrado a una paloma provocándole
la muerte. Evidentemente no pudimos recopilar el testimonio de la paloma, pero
la dualidad complementaria muerte/erotismo está presente”
Y también hace uso de
las tesis del citado autor francés para justificar sus actos reprobables:
“Hombre
(discontinuo) anhela y teme la continuidad (Ser). Si prima el temor tenemos el
tiempo común, cotidiano; si prima el deseo terrible que irrumpe en el temor
tenemos el “tiempo sagrado”, de la fiesta y la licencia sexual. Licencia que no
figura entre las que se puede pedir al estado, como por enfermedad o
fallecimiento de un familiar. La docencia es una actividad que, por tanto,
separa al hombre de la continuidad que anhela (garchar). Una vez me quedé dormido de la
resaca y el dolor de pito y no fui a trabajar, la consecuencia de la represión
social fue inmediata: ese día pasó a descuento de haberes. Se deduce por tanto que el
trabajo es generador del temor que al hombre separa de la continuidad. Una
sociedad perfecta daría licencias sexuales con goce de sueldo y por tiempo
indeterminado, así como las da por el error de quedar embarazada, con la
desfachatez moral que eso significa. En una sociedad más perfecta aún, yo no tendría
que verme obligado trabajar en absoluto”
Sobre el tema que versa el título, el
estudio dice poco y nada. Evidentemente el autor se lamenta bastante de no tener
ganas de trabajar, estudiar, afeitarse, caminar hasta el kiosco a comprar
cigarrillos, limpiarse luego de defecar, pagar sus deudas, mantenerse en
contacto con familiares y amigos o hacer cualquier otra cosa que no sea comer
abundantemente y tener sexo. Pero parece desconocer que eso no es un argumento válido para demostrar que la geografía pampeana y la sociedad del siglo XXI someten al
hombre de tal manera que hacen imposible la aparición del caso aislado, vital y
rebosante en voluntad de poder, que se considera al super o transhombre. Se
excusa a sí mismo de ésta manera:
“El
transhombre es un sujeto pleno de voluntad vital afirmadora y dominante que
rechaza justamente la idea de dominio. ¿Conquistar el mundo antiguo como Alejandro?
No tiene sentido; ¿levantar el control remoto del piso para cambiar el programa
de Mirtha Legrand? Me da paja y, evidentemente, me aparta del camino de
autosuperación personal”
Y aquellos defectos de su personalidad
como la excesiva irritabilidad o la grosería de atender la puerta en calzoncillos
y expulsar sonoras flatulencias en cualquier lado, que no puede explicar
mediante su atrofiada noción de superhombre, las explica por “la inhalación
sostenida de agroquímicos, el exceso de humedad ambiente y la opresión del
hombre por el hombre”, lo cual le permite, al mismo tiempo que intenta inutilmente reforzar su tésis de la geografía pampeana, citar constante e innecesariamente a
Hobbes: “Homo homini lupus” (el hombre es el lobo del hombre), atribuyendo la
sentencia a Hume o Schopenhauer según varíe su estado de ánimo.
El apartado que ocupa casi la mitad de la
obra en el que el autor comenta y critica todas las películas pornográficas que
vio en su vida es, francamente, lamentable, y hace dudar de la seriedad de algunos
congresos que aceptaron el profesor Green como expositor. Si bien son del
dominio público las apedreadas y tomatasos que recibió en diversas jornadas de filosofía, letras, lingüística, sociología y, más recientemente, en el VI Encuentro
Nacional de Ginecólogos, debería tomarse en cuenta a futuro la necesidad de rechazar sus aplicaciones a talleres, congresos y cualquiera otra actividad académica, ya que la sola presencia del profesor Green desprestigia irremediablemente cualquier casa de altos estudios.
Por último, parece que el autor jamás
leyó a Nietzsche o cualquier otro autor de los que cita. De haberlo hecho,
dudamos que haya pasado alguna vez de la consulta a Wikipedia, la que
evidentemente no comprendió o intercaló con el visionado de videos de monos graciosos, a los cuales alude sorpresivamente en medio de párrafos que nada tienen que ver con el tema, como si sufriera un caso agudísimo del Síndrome de atención dispersa.
Conclusiones
Estoy
invitado a comer un cordero con mis facinerosos amigos. Tengo que llevar un
fernet que nunca compré y los negocios ya están cerrados, así que voy a comer y
emborracharme de arriba haciéndome el pelotudo a la hora de pagar. Después,
encima, voy a pedir plata prestada (que dudosamente prometeré devolver) para jugar y
perder al poker.
Bibliografía consultada
ANÓNIMO, Verdadera y
nefasta historia de la muerte de Dionisos el Gato y la desaparición de Morcilla
el Gato, en Revista “29 chancletasos en la nuca”, Número único, Enero 2010.
Portadas y contratapas de muchos libros de filosofía
VON DAINIKEN, Erich, El
retorno de los dioses, fotocopia S/D.
CALAMARO, Andrés, Favio
Zerpa tiene razón, casette compilado S/D.
BELFANTI, A., 33
memorables partidas en las que Mateo Green no tuvo una actitud ajedrecística,
recopilación manuscrita de relatos orales.
Transcripción del juicio de la Asociación Nacional de
Ginecólogos a Mateo Green.
Estadísticas de ausentismo docente de la Provincia de
Córdoba.
Varios artículos leídos a medias, Wikipedia.
Videos de monos graciosos, Youtube.
Lo mas gracioso de la obra son la incontables y anecdoticas citas al pie, que componen mas del 50% del escrito. El otro hecho importantisimo de rescatar es el hecho de la aparicion del la frase "que se los coja un mono" al medio de la tercer oración del segundo parrafo de la pag 52-
ResponderEliminarUn gran abrazo Mateo, y gracias por regresar!
Como la serísima tesis de la Claudia que en la página 163 decía sutilmente, entre paréntesis, "y todo me chupa un huevo"...
ResponderEliminarGracias y otro abrazo.
Ojalá el estado no siga ofreciendo su mecenazgo por mucho tiempo...
tengo importantisimas observaciones para hacer a tus tesis, pero prefiero ver videos graciosos de monos, un abrazo, gracias por el link...
ResponderEliminarPd: ¿que funcion cumple la cama en tu oficina? ¿podrias ahondar en la relacion entre dolor de pito y ausentismo?
¿A qué link os estáis refiriendo querido A.? De seguro que estás equivocado, pero por las dudas te acepto las gracias. Es que soy un tipo que da tanto que a veces me olvido...
ResponderEliminarLa cama, bien lo sabés, es donde duermen los humanistas que vienen a visitarme. Sobre la relación entre el dolor de pito y el ausentismo estoy esperando que me lleguen los datos provinciales. Por lo pronto hemos descubierto cuál es la relación entre el ausentimso femenino y el dolor de pito: ninguna.
Salve!
Jajaja. Me ha gustado mucho, Mateo.
ResponderEliminarComencé a recortar y pegar los fragmentos que más me habían gustado, para señalártelos, pero eran muchos.
Abrazo.
Respecto a Dios y tus amigos: Oh, qué amigos que tienes... ¿También lanzan bolas de fuego?
ResponderEliminarPor supuesto que lanzamos Bolas de Fuego desconocido...
EliminarOh, diablos...
EliminarEstoy particularmente interesada en leer la transcripción del juicio de la Asociación Nacional de Ginecólogos a Mateo Green, podrás pasarmela?
ResponderEliminarAdemás tengo datos sobre la relación erotismo/muerte entre los animales que pueden interesarle al señor Green para su estudio. Resumiendo, conozco el caso de un perro que vio morir a su novia, y que cambio radicalmente sus inclinaciones sexuales a partir de ese momento (a algo más cercano a la auto-complacencia).
Fuera de broma, este post es para morirse de la risa. Te has pasado...
Saludos!
Jajaja. Sutil alegoría la tuya. La de cagar en el tablero. Me gusta.
ResponderEliminarAbrazo y gracias por pasar.