"El paciente" -En algún momento entre el invierno y la primavera de este año- |
"Quantum nobis nóstriqüe qüe ea de Christo fábula profuérit, satis est ómnibus seculis notum"
(Atribuida a León X)
"No te he hecho ni terrestre ni celeste, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, remates tu propia forma"
(Giovanni Pico della Mirandola)
Porque capaz sucede que ya no quiero Escribir. Ni pintar, ni leer, ni criticar, ni discutir, ni escuchar música, ni argumentar, ni referir, ni ver películas, ni bailar cuando no estoy solo. Sin embargo lo hago. Hastío.
Arriba dos referencias, ya me cagué solo. Las dos son importantes para mi: la primera me hace acordar a otra cita conocida de San Agustín que la conozco por Castillo, en la que el santo afirma que no creería en los evangelios si no lo moviera la autoridad de la iglesia. A la segunda me la acordé soñándola anoche, no sé de dónde la saqué porque nunca leí al señor Della Mirandola (ni a San Agustín, obviamente), pero la pensé tanto tiempo que por fin la pensé al revés, sin querer.
Luego... Estoy escribiendo, pinté en algún momento ese cuadro, leo y critico, discuto, escucho (a veces música), bailo, referencio muchísimo, casi compulsivamente. La Misa en si menor, que belleza señores, parodia de una parodia de una parodia. Vamos a bailar.
Paciente es el que espera y el que está enfermo, tiene dos acepciones, pero ambas provienen de la misma raíz latina: 'pati': padecer o sufrir. 'Pati' a su vez tiene la misma raíz indoeuropea (Corominas dixit) que el griego 'pathos' (lo que se siente, se experimenta, la enfermedad, el padecimiento, el sentimiento, las emociones... y más). De 'pathos' viene Patético, esa manifestación grotesca y exagerada de los sentimientos.
Sin embargo paciente (en la acepción de 'ser el que espera') y patético son de significados casi opuestos: el primero supone sufrir en silencio, aguardar silencioso, no manifestar emoción alguna; mientras que lo segundo supone exagerar un sentimiento nimio. Empero, no quiere decir que no puedan complementarse.
Los evangelios, sobre todo los diferentes relatos de la Pasión, son indudablemente patéticos, ya Mel Gibson nos mostró el panorama completo. El rito de la repetición del Viacrucis es la actualización del patetismo del sufrimiento de Cristo, o del sufrimiento presente en la fábula de Cristo ¿no es verdad querido León?
El Otro, la última figura, el anti-rostro de Aquél, no muestra un Cristo Patético, sino uno Paciente, uno para quien el dolor es un gozo, agazapado y silencioso; el único Pathos que mantenía respecto de los demás mortales era el de la distancia. De haber existido el Cristo histórico (y Él se cortaría la lengua antes de negar tal cosa), su fábula es una parodia de sí, la recreación del hecho embadurnada de ironía, la filtración del veneno de los siglo, la continuidad necesaria. Cristiano hubo uno solo y allá se murió.
Después la herencia de los años nos muestra el panorama completo, se abre el abanico y vienen los protestantes, Bach, la Misa en mi menor, las religiones estadounidenses, el Papá Noel de la Coca-Cola, la Iglesia Universal y los negocios inmobiliarios. Acá estamos, todos juntos en familia y brindamos, y nos miramos como raro. Un patetismo risible, divertido, disfrutable en todos sus estratos. Vos tenías razón y yo también.
El Otro sabe que "Si se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el más allá –en la nada–, se ha arrebatado el centro de gravedad a la vida en general" y que "Vivir de modo que la vida no tenga ningún sentido, es ahora el sentido de la vida...". No hay tal cosa como la inmortalidad (¡la sola idea es peligrosa!), ni del cuerpo ni de nada más, la salvación del alma es decirse "Todo gira en torno mío", balanza en el después, negación del sentido, negación de toda diferencia, de todo pathos de la distancia, de toda paciencia que se niega a sufrir por despreciar lo que le pertenece. No te he hecho ni celeste ni terrestre, ni mortal, ni inmortal ¿por ahí va la idea? El derecho a rematar la propia forma, el camino intermedio, la eternidad de la existencia efímera que retorna y retorna y retorna.
Era de noche, con mi hermana subimos a la terraza de la casa de mi abuela a ver los fuegos artificiales. Todo es fútil, todo pasa, nada importa, pero sin embargo se renueva. El huevo, símbolo de la pascua, de la resurrección primaveral para los pueblos primitivos del mediterráneo, del corazón del Faraón. Por esas épocas Ariadna bailaba en un laberinto de mosaico para asemejar la danza de apareamiento de la liebre de marzo (¿Graves?). Ahí estamos hermana, mirá, al final del laberinto, al principio, en todos lados, juegos de luces y colores que se repiten iguales y distintos.
Vivir en la locura de la liebre de marzo, en el estado de excitación intoxicante de lo que resucita, contrario al paciente que, enfermo, agoniza intoxicado por su propio veneno pero igual al paciente que espera, que sabe transformar el dolor en gozo.
Como liebres de marzo en pleno diciembre, gozando una y otra vez en la sucesión de los espejos.
No quiero escribir, ni pintar, ni leer, ni discutir, ni criticar, ni ninguna de esas boludeces porque es verano y lo bueno debe andar por ahí afuera. Además me revienta cuando escribo así. A mi me gustan las liebres, los huevos, el río, las plantas, los viajes y las ménades. Listo para rematar la propia forma, tengo carpa y mochila nueva.
Salud, mortales.-
No quiero escribir, ni pintar, ni leer, ni discutir, ni criticar, ni ninguna de esas boludeces porque es verano y lo bueno debe andar por ahí afuera. Además me revienta cuando escribo así. A mi me gustan las liebres, los huevos, el río, las plantas, los viajes y las ménades. Listo para rematar la propia forma, tengo carpa y mochila nueva.
Salud, mortales.-
Lo bueno debe andar por ahí afuera, es verdad.
ResponderEliminarY en este cuarto está todo tan oscuro.
Have a Wonderful New Year, Mateo!
ResponderEliminarVe a trotar el mundo. pues, Mateo.
ResponderEliminarY no coloquemos el centro de gravedad de la vida en el más allá, en la nada.
Y si lo encontrás a Federico, saludalo de mi parte. Decile que estoy un poco de acuerdo con lo que plantea en su libro; pero más con lo que plantea Bakunin en el suyo, que ataca al de arriba con argumentos parecidos, pero que plantea para acá abajo un orden de cosas distinto al que propone él.
Y tirale un poco del bigote. Decile que está pasado de moda.
¡Sos uno de esos autores que citan en latín, cagándose en quienes no lo entendemos ni mierda!
¡Ya mismo lo traducís para este lego!
Me gusta mucho «El Paciente», pibe.
Abrazo.
Melissa: Gracias por pasar y unirte
ResponderEliminarHARRYGOAZ: Muchas gracias, un poquito tarde pero Happy New Year to you!
Guillermo: lo curioso es que es que tampoco sé latín más que unas frases sueltas, es que mi antes mencionada falsa modestia es una pantalla para cubrir mi falso conocimiento, que a su vez es una pantalla para cubrir quién sabe qué cochinadas. La frase significa algo así como "Cuan provechosa nos ha resultado desde tiempos inmemoriales esta fábula de Cristo".
De Bakunin leí hace mucho tiempo unos buenos fragamentos de 'Dios y el estado', tendría que re-agarrarlo, era pendejo, no sabía lo que hacía. Es un tipo de lectura que asocio con mi padre el comunista ateo devenido en burgués, quien me introdujo en esas cosas cuando aún era un inocente niño.
En cuanto a Friedrich, siempre hay que tironearle un poco el bigote y reírse de él, hay que leerlo riéndose en lo posible, aunque mi vieja me diga que soy un pelotudo...
Otro abrazo! Gracias por el cuadro, es basicamente pintura, collage y nylon prendidos fuego.
Gracias por la traducción. =)
ResponderEliminarSí, "Dios y el Estado" es interesante.
Para este año tengo planeadas unas cuantas lecturas anarquistas.
Abrazo y saludos a tu vieja.