lunes, 20 de junio de 2011

Variantes del secreto II


Bien que supe preguntar cuando no debía, y así obtener respuestas equivocadas. Supe también hurgar en las cunetas y abajo de las sábanas en busca de evidencias misteriosas que me llevaran a la inevitable verdad, esa que nunca era tal cosa. Triste imitación de algo desconocido, muestra gratis de lo que se niega. Artículos pedorros, cosas plásticas compradas en Paraguay, riquezas de la China. El mundo es un mercado indonesio. Chichicastenango, la Basílica de la Lupita o la Salada: tierras dos veces santas.

Imagino a veces a Bernhard Förster y Elisabeth Nietzsche proclamando, en medio de la selva y a fuerza de meter los pies en la mierda, el legado milenario de la raza aria. Luego Förster se suicida y Elisabeth vuelve con la cabeza gacha para manosear la agonía de su hermano y retocar un poco la Voluntad de poder ¡Que viva el Nietzsche-Archiv! Hasta el mismo Adolf asistirá al funeral de la buena de Therese, aquella que cuando joven tuvo que esconder el rosto, sonrojada y bañada en bosta sudamericana.
La vergüenza es el secreto en su forma pública, puta y maquillada, vengativa, toma el atributo del fuerte para cubrir su debilidad. Nada es más peligroso.
Y ni hablar de aquella otra puta, a la que Él, el Otro, salvó de ser apedreada.
Así, mientras su hermana idiota planeaba la Segunda Guerra Mundial, Friedrich Wilhelm Nietzsche, quien pretendió incendiar el mundo, se extinguía en una cama con la parsimonia rendida de quien lo ha hecho infinita cantidad de veces.

Secretos que retocados para el escenario se vuelven cizaña, cáncer plástico y violencia de imitación. Por eso son tan populares las ferias persas, la bijouterie y el maquillaje; porque escondiendo la vergüenza tiene lugar la farsa de que todos somos iguales, de que no hay (ni debe haber) secretos verdaderos.

Hay que aprender a eyectarse a tiempo, antes de que sea tarde. Aunque, todos lo saben, nadie muere en las vísperas de la muerte.-

1 comentario:

  1. Me gusto mucho la frase "El mundo es un mercado indonesio" ¿puedo robarla? Se puede aplicar también a los secretos de mi familia, aunque muchos de estos fueron profanados, es decir, los saben todos menos el que lo tiene que saber, que no siente el ardor en las orejas. En cuanto a la verguenza, es la hija adoptiva de la hipocresía, igual de detestable.
    Saludos!

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