jueves, 1 de marzo de 2012

Volar II: Más alto, más lejos y mucho pero mucho más en pedo

Dedicado a mi  querida amiga Florencia Bringa que quién sabe por que extrañas latitudes andará giruleando en estos  momentos. En nombre de una libertad no merecida: ¡salud!


¡Poyejali!
(Yuri Gagarin , antes el despegue de la Vostok 1)

"Oh, noche, extiende sobre mí tus alas,  permite que vuelva como las  estrellas imperecederas"
(Fondo de  un sarcófago egipcio del S. VII A.C. y epitafio de Howard Carter)


Durante muchos años (o acaso no más de tres), en la heladera del departamento 29 de la calle Maipú, agarrado con el imán extraído de un viejo parlante en desuso, hubo colgada una nota de una revista de la década del 50'. En la nota se afirmaba, con total seguridad, que en solo quince años se pondría en órbita la primera ciudad del espacio, que se llamaría "Meteor" y tendría (considerando su forma cilíndrica) nada más y nada menos que 1 kilómetro de largo... Sip, 1 kilómetro... Ahí estaría Meteor, flotando sobre nuestras cabezas, con sus comedores de lujo y salones de baile gravedad cero ¡que bella era la vida en los 50! ¡Que bella la ingenuidad de quien no sabe que se vienen los 60!

La humanidad tiene una constante: se emociona mucho con pelotudeces que después abandona, como el resorte mágico o los tiki-taka, símbolos de nuestra generación perdida. La humanidad es más o menos como yo, que hubo todo un mes que dije que el sueño de mi vida era ser gitano.

Nosotros somos los herederos huérfanos de la Era Espacial, esa pelotudez con la que se emocionó la humanidad en el siglo XX. Iniciada por un grupo de nazis que solo querían matar ingleses cuando el primer A3 sobrepasó la atmósfera allá por 1943, y terminada con la espectacular explosión del Challenger en 1986, pocos meses antes de que yo naciera (al día siguiente de Chernobyl) ¿y la era de la información? ¿y la Era Atómica? Ese es otro tema, un tema para navidad...

Me acuesto en el patio de casa y es verano. Por encima de mi barrio aparentemente hay una ruta aérea, si miro con atención registro tres o cuatro aviones por día. Casi que si hago fuerza puedo sentir los pasos calculados de las azafatas, las sonrisas armadas, el crujir de los envoltorios de aluminio de las comidas de clase turista. Y a la noche, más arriba todavía, muy por encima de las cabezas rubias y morochas, de las minifaldas azules, de las alas doradas, veo las lucecitas de los satélites en su recorrido frío, ajenos en su silencio metálico. 

Saco el pito y sonrío para la foto.

¿Cómo pasó esto? ¿En qué momento nos empezó a parecer natural que toneladas y toneladas de giladas circulen sin parar por arriba del patio?

¡Tanto camino desde el bip-bip caquero del Sputnik! ¿Para esto valieron las muertes? ¿La pobre Laika, la ardilla 'Gordo' que terminó estrolada en el Atlántico y las tortugas que iban en la Zond V? Eso sin contar lo monos, las ratas, los gusanos y quien sabe que otros nobles bichos que fueron calcinados, exprimidos, explotados, aplastados, destrozados, abandonados, macerados y molidos sin su consentimiento. Tanta crueldad solo para que yo, acostado panza arriba, le muestre el pito a un satélite de telecomunicaciones. Mi pito: la finalidad última del progreso humano.

De chico quería ser astronauta, como todos los boludos del mundo, y mi héroe era Yuri Gagarin porque en casa eran medio comunistas; osea, en realidad quería ser 'cosmonauta', atendiendo a la  terminología correcta... Sí, mi héroe era un ruso que se murió por pilotear un Mig-15 en pedo. Después me dejaron de gustar los astronautas a medida que me iba gustando cada vez más ponerme en pedo, nunca pude conciliar las dos cosas. Probablemente ahí residía la grandeza de Gagarin: un tipo que te orbita la tierra con una botella y media de vodka encima o tiene mucha suerte o es un genio.

Nikita Kruschev dijo que Gagarin no había visto a ningún dios en el espacio... ¿No? ¿Y en el Mig-15? ¿Tampoco? Mala suerte, tal vez la próxima... Eran tiempos en que la bomba atómica todavía tenía algo de impresionante, entonces Yuri, asombrado por el cuadro completo transmite: "Hombres del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos". Imagínense, un hombre solo, más solo que ningún hombre nunca, lo suficientemente lejos como ver todo junto al mismo tiempo, todos ahí ¡tan lejos de Gagarin! ¿De verdad habrá dicho semejante idiotez? Problemas de transmisión, de traducción, de interpretación ¿quién sabe?: "Hombres del mundo, pequeñas criaturas insignificantes, qué más bello desde aquí que verlos a todos destruidos"... o sino: "Estrella lunar de Limbo, dame la fuerza, el poder, la facultad de ser... etc etc".... ¿Gagarin no vió a ningún dios, Mr. Kruschev? Tal vez no le hacía falta.

Otra (y la que más me gusta) es la que supuestamente pasó cuando Gagarin vuelve a la Tierra, se baja de la nave y se encuentra con una pobre campesina ignorante sin dientes y su nieta. Se produce el siguiente diálogo:

Campesina: ¿Vienes del espacio?
Gagarin: Ciertamente, pero no se alarme: soy soviético.

Menos mal boludo, pensé que estabas con los de la trata de blancas y nos ibas a llevar a un quilombo de Vladivostok para que nos garchen todos los marineros del océano Pacífico. Ahora que sé que sos soviético y encima venís del espacio, yo, que soy una campesina analfabeta de mierda, no tengo ningún drama. Igual, si querés coger cojamos, porque lo que es yo, y a mi edad, no es como si fuera la primera vez en el medio del campo campo con un cosmonauta.

Otro que me gustaba era Howard Carter, ese de más grandecito, cuando quería ser arqueólogo. Un viejo terco de mierda sin amigos que por la desesperación de sacarle el oro a un muerto hizo cagar una momia milenaria. Que lindo querida, mirá, el nene está leyendo sobre profanadores de tumbas. 
¿Qué tenían en la cabeza mis viejos cuando yo era chico? ¿Caca? Ah, claro, eran los 90', todos tenían caca.

¿Y los de más adelante? ¿Luca Prodan? ¿Kurt Cobain? ¿Jim Morrison? ¿Bobby Fischer, medio loco y ermitaño?

Así se fueron los héroes de mi niñez: borrachos y quemados, destrozados y drogados, olvidados, con olor a muerto y sin amigos ¿estarán todos juntos viviendo en "Meteor, la primer ciudad del espacio" junto con el dios que Gagarin no vió y un carguero espacial lleno de trolas de Marte? Ojalá por ellos, ojalá.

Medimos a los hombres por la monumentlidad de sus obsesiones, por su capacidad de autoinmolarse contra aquello que les genera placer o curiosidad. Nuestros héroes son perversos, patéticos, irremediablemente imbéciles. Heroificamos la exageración, la caricatura de una "vida plena", y tal vez no sea del todo incorrecto: nuestros héroes son lo que no somos, son los que van más allá... La parte de la película cuando Bill dice que Clark Kent es el disfraz de Superman, la manera en que Superman ve a los humanos: débiles, miedosos.

En fin, Superman volaba, yo con los años me volví cagón hasta para subirme a los aviones, a un cohete ni en pedo (ni en pedo como Gagarin) ¿Egipto? Demasiada arena, ¿la música? Ya desistimos de eso ¿el ajedrez? Cada tanto y nomás si hay ganas ¿superhéroe? Requiere mucha inversión... Las obsesiones se vuelven más pequeñas y controlables, y está todo bien, es la medida de lo que somos. Pero mear un poco afuera del tarro ya molesta, que la gente no entienda exáctamente qué está haciendo uno. Entonces se aprendé a buscar 'excusas' para tratar de hacer lo que se le canta el orto.

Overbeck dijo de Nietzsche que su abrumadora inteligencia y talento crítico ejercidos sobre sí, no podían sino llevar a la autodestrucción y la locura. Hay quienes que son más grandes que sí mismos, y caen tan violentamente que tiembla el mundo entero.

Conviene no tener más héroes, eso que quede para los nenes que se quieran cagar la adultez y para los historiadores idealistas.

Bueno, y no sé como cerrar este post y ya son como las cuatro y media de la madrugada. Así que me voy a dormir che, qué clase de obsesión pelotuda sería un blog...

Una cita, como para no irme rengo:

"-¿Qué es la belleza?
 -¿La discreción?"
                        (Pasión Fija, Phillippe Sollers)