lunes, 28 de octubre de 2013

La fundación y destrucción del oikos (o Introducción al cultivo del zapallo)

"Quisiera dar y repartir, hasta que los sabios entre
 los hombres se regocijen de nuevo con su 
estupidez y los pobres, con su riqueza" 
(Zaratustra)

Si, lo sé: el hombre no es realidad, es posibilidad. ¿Debería dejar de prestar atención a los entes? ¿Debería buscar mi destino, encontrarme como Ser para la muerte y abrazar el tiempo que me espera en su infinita indefinición, en la grandeza de su naderia absoluta? ¿Debería dotar a los entes de una individualidad tal, de un espíritu tan íntimo, que se apoderaran de la vida como las plantas de zapallo se hacen, de a poco, con cada rincón del patio de mi casa nueva? La semilla de zapallo es posibilidad de invasión, es posibilidad de puré de anquitos, de zapallitos verdes rellenos (los cuales odio profundamente) o de zapallo a la parrilla. La semilla de zapallo es única, cada semilla explorará sus posibilidades de invasión, florecerá y, cuando esté lista, dejará venir su fruto poderoso. Luego, en el invierno, se secará y habrá que sacar muchísimas plantas muertas del patio. La semilla de anquito es un Ser para la muerte, pero no lo sabe, así que no cuenta. Yo sí cuento desde el momento en que digo que voy a morir. El paso del tiempo es la única angustia del hombre, el resto es subsidiario.
Yo, que voy a morir, he puesto a mis entes en orden: me he desprendido cual tubérculo del oikos familiar y tengo sommier propio, una habitación que oficia de taller y la acumulación de utensilios y objetos varios que me hacen ser; entes a través de (y con) los cuales me relaciono para ser. Si hay utensilios, si hay cosas que usar, es porque en definitiva hay un proyecto humano, porque en relación con nuestras cosas y herramientas somos hombres que nos colamos en los intersticios del tiempo en busca de ser, proyectándonos hacia el mundo; por eso el hombre occidental, amigo del progreso, ha dominado el mundo como El Gran Zapallo de la Historia.

Yo voy a mostrar la génesis del Nuevo Oikos, el oikos-que-va-a-morir, éste que solo a través de la relación de los entes que lo ocupan y yo, el Dasein, merece existir.

En el principio era Foucault...


Y Foucault dijo: "Hágase la luz"

Y la luz se hizo... Así que con las tinieblas primordiales disipadas, Foucault diferenció el tiempo...


Del espacio...


Y vio Foucault que eso era bueno, así que separó a marxista-leninistas

... de maoistas.


y dijo Foucault: "Produzca la semilla árbol y el árbol fruto según su género...


... y que las bestias salvajes se valgan de sus piernas para andar libres por toda la extensión de la tierra...


...y que si no tienen piernas se arrastren por el suelo montadas sobre sus propios vientres".


Viendo que todo eso era bueno, Foucault sin embargo pensó en su soledad absoluta, en que no tenía nadie para conversar (ni siquiera a Chomsky) y dijo: "Crearemos al Hombre a nuestra imagen y semejanza, inventor de verdad, que vigile y castigue por sobre todo lo creado". Y así Foucault los creó, varón...


... y hembra...


... los creó... Y vió Foucault la grandeza de todo lo existente y se congratuló por ello y se acarició a sí mismo la pelada y dedicó el quinto, sexto y séptimo día para el descanso.


Y así proliferó el Hombre y fue grande su simiente; hubo tiempos de guerra y hubo tiempos de paz y los eones pasaron y el Hombre pobló la Tierra. Hasta que uno de ellos, el más sagaz entre todos, descubrió que, por exceso antes que ausencia, Foucault había muerto y el Hombre lo había matado...


Y entonces, muerto Foucault, el Hombre quedó librado a merced de las relaciones de poder de los de su estirpe y probó el fruto prohibido...


... que trajo a cuestas grandes tormentos y responsabilidades, tareas insalvables de las que deben realizarse bajo el Sol.


Desorientado y solo, el Hombre se entregó a la más vil inmoralidad y libertinajes...


...y se volvió superficial y pensó solo en acumular riquezas; la avaricia y la ignominia...


no tuvieron límites.


No hubo alimento en el mundo capaz de saciar el hambre del Hombre...


... y su corazón se volvió vacío y frío como el Abismo...


... y sobrevino el miedo y la angustia, y crecieron las guerras y los rumores de guerras.


Es que el Hombre había perdido de vista lo que verdaderamente importaba, las cosas fundamentales de su constitución, la única pregunta que vale la pena ser preguntada...


... y negada simultaneamente.


¡Oh humanidad! ¡Oh Mateo! ¿Cómo te has dejado perder el rumbo y arrastrarte por las cosas y perderte en los entes y encontrarte, por fin, en la más absoluta indigencia, solo? ¡Oh humanidad! ¡Oh Mateo! ¡Qué boludez atómica es el vivir!... Más te valdría tener aún algún ídolo que te consuele en tus días bajo el Sol...


... pero has cerrado ya esa puerta, estás solo con el mundo...


No te salvarán las mismas diosas que alguna vez te salvaron: las escondidas, las diosas impostoras...


Ellas se han marchado lejos, han armado sus maletas y se han ido, no responden tus llamadas, tus mensajes ni tus mails...  Están ocultas detrás de un velo ¡son el velo mismo, como Maya!


Se han disfrazado de hombres, mutan como Tiresias: putas y adivinas...


La mujer es siempre cosa peligrosa (siempre temo que hordas de feministas me caguen a trompadas, por ejemplo), pero no es culpa de nadie, Mateo, si te quedas como mosca atrapado en tus propios enredos... 


y no encuentras paz en ningún lado...


o lo que creías que era la espiritualidad más alta es también banalidad y derroche libertino.


Estás solo, si, es ésta la noche de las falsas promesas...


Pero bueno ¡arriba ese ánimo! Como dijo el malondón del Eclesiastes: vanidad de vanidades, todo es vanidad.


Todavía tienes un origen diverso y extraño: pluridimensional, multisignificativo, autóctono y esponsorizado...


Conservas cierta clase...


y te has embebido de la más alta cultura.


Los amigos verdaderos siempre estarán...


y también los más fieles adversarios.


A pesar de todo no han sido inútiles tus trabajos bajo el Sol...


y has encontrado placeres inmensos en las cosas más cotidianas.


Has tenido momentos gloriosos en que superaste la organización de tus enredos, y como nadie has vivido la muerte de los reyes


Siempre has sentido que algo te falta, eso que te completaría, te haría total ¿no es así?


por eso has explorado tu identidad...


Y en última instancia has aprendido que en el juego de las máscaras te encuentras, entre las formas, metamorfoseandote siempre..


Y que para nacer a un mundo hay que destruir otro. ¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!

En el Aeropuerto Internacional de Pajas Blancas (sugerente nombre), un joven (no tan joven ya) supera el miedo a la turbulencia acompañado por una significativa dosis de Clonazepam. Atrás ha dejado un mundo en llamas; su madre ha evitado seguramente que queme las naves, que venda los muebles y que tire la ropa. Está bien. Viajar es también volver, escapar es mirar atrás, exiliarse es recordar. ¿Va a encontrarse a sí mismo? Lo dudamos seriamente. Sabe que tiene que moverse, que es su naturaleza, que, a diferencia de la planta de zapallo, él resiste el trasplante; lo único que ha hecho toda su vida es trasplantarse y trasplantarse. Probablemente vuelva antes de un año más cansado y sin dinero y tendrá que proceder a la fundación de un nuevo oikos. Por lo pronto hay que moverse, colonizar, avanzar, hacer soportable el exceso de posibilidades de existencia. Este joven es un joven de su tiempo: desinteresado, nihilista, egocéntrico, carente de proyectos, inteligente pero no lo suficiente. Este joven hace el personaje perfecto de una estúpida novela contemporánea. ¿Habrá sexo sin amor? También lo dudamos. La novela será aburrida, pero el personaje estará bien logrado. Al final no muere nadie, pero los personajes se ven sumidos en una depresión sin salida como en cualquier obra de Houellebecq.
Sin embargo en esta hay un dejo post-apocalíptico de esperanza. La inclusión de zombies o de niños índigo será pensada a lo largo de la escritura de la misma.
Empieza así: (voz en off) Los pasajeros con destino a Santiago y con combinaciones a Auckland y Sidney, favor de abordar por la puerta 3...


Nadie ha cruzado en Pacífico en la historia del hombre tan drogado como yo. Buenas noches y váyanse todos a la concha de su madre.-