lunes, 29 de noviembre de 2010

Simulacros


Esto, señoras y señores, no es un simulacro. Ajusten sus zapatos, sostengan sus cabezas, vuelvan reptantes al útero que los parió, consuélense, autocompadézcanse. Napalm amigos, napalm; una bomba de hidrógeno, una explosión de neutrones, un tomahawk in the fucking living room.

Oh, pero claro, sus problemas verdaderos, casi me olvidaba: el precio de las cosas, el anillo perdido, las expectativas, la carne muerta de los muertos, el carburador del auto, la constipación, la sutil indiferencia de una mujer o dos, el dolor de huevos y de ovarios, la lluvia. Les deseo a todos, de corazón, que esto sea un simulacro.

En la esquina de mi casa hay un señor melodramático que grita porquerías y busca la vida ahí donde no está. Una mujer en la oficina llora calladamente su dolor de clítoris mutilado. Los perros ladran, en algún departamento de esta calle alguien sabe que nunca más hará el amor. Los hijos de las buenas personas gritan. Una mano recién extirpada sale en encomienda a un país vecino. La sangre corre como un río silencioso, salta alegre entre las piedras, esquiva los árboles, es un arroyo en la montaña, si, la sangre es un pequeño arroyo donde de chico yo jugaba a la inundación, al asalto del fuerte, al capitán. Ahí estoy si se mira bien, con los tobillos rojos, matando insectos a las puertas de Ilión. El tiempo es sangre, el recuerdo una mentira, la curva nunca tan larga como para ver del otro lado. Nada es un simulacro, porque tal cosa no existe.

Ni siquiera la verdad tiene derecho a la mentira, las palabras nacen en el cuello de Héctor. La noche esta callada, ronronea la heladera, late el corazón, el aire late, los ojos laten, la ciudad late como un rinoceronte en llamas. Afuera están los barcos, las bicicletas, los aviones; el mundo se dispone al escape, a la fuga. No hay tal cosa amigos, ajusten sus zapatos, sostengan sus cabezas. Aquí, ahora, en este preciso momento, en todos los precisos momentos, alguien llama a la puerta. Descuiden, no vamos a atender.-

M.T.


"Héctor y Andrómaca" - De Chirico

3 comentarios:

  1. Quién sabe...quizás en algún momento nos manden a formar en un patio, nos den un certificado de participación, y una palmadita en el trasero, a lo que responderemos seguramente "gracias, gracias, ha sido una experiencia positiva"

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